Luna
Intenté evitarlo.
Durante días fingí no verlo cuando cruzaba por el patio de entrenamiento o cuando su presencia entraba como un rugido silente en las reuniones del consejo. Me esforcé tanto por fingir indiferencia, que terminé más agotada que después de una noche de transformación bajo la luna llena. Pero Vladislav… él no se molestó ni un poco en fingir.
Hasta que hoy, la suerte, o el maldito destino, decidió ponerme justo a su lado.
—Amenaza fronteriza en el sector este. Vladislav y Luna, patrullarán juntos —ordenó Nikolai, sin levantar la mirada de los informes.
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