Luna
El aroma de la sangre llegó antes que el sonido. Mis sentidos, afinados por siglos de supervivencia, captaron la amenaza cuando aún estaba a kilómetros de distancia. El viento nocturno trajo consigo el inconfundible olor metálico mezclado con adrenalina y miedo. Algo estaba mal.
Me encontraba en mi estudio revisando antiguos manuscritos cuando la primera alarma mental resonó en mi cabeza. La conexión telepática con mis centinelas se activó como un latigazo.
*"Mi señor, nos atacan por el flanco este. Son demasiados."*
La voz de Mikhail, mi más leal guardián, sonaba tensa. Nunca lo había escuchado así en los doscientos años que llevaba a mi servicio.
Me puse de pie de inmediato, dejando caer el libro que sostenía. El pesado tomo golpeó el suelo con un ruido sordo que pareció amplificarse en el repentino silencio. Mi primer pensamiento fue para Luna.
Cerré los ojos, concentrándome en el vínculo que nos unía desde que bebí su sangre y ella la mía. La sentí inmediatamente: estaba en lo