— ¿Estaban ustedes tres en la habitación 208?
Una chica pelirroja, con un piercing en la nariz y tatuajes subiendo por su cuello, miró a los tres personajes delante de ella.
Dos hombres grandotes, uno con bigote y pelo marrón, el otro con rastas y lentes oscuros.
En medio de ellos, una rubia bajita que ni les llegaba a los hombros.
¿Esta mujer se había comido ella sola, a esos dos fuertotes a su espalda? ¡Que envidia!
— Sí, solo venimos a dejar la habitación libre, gracias, guapa.
Carlotta le dijo queriéndose escapar, viendo todos los pensamientos de la chica en su rostro.
“¡Solo me he comido a uno de ellos!”
Salieron por la puerta y mientras la Duquesa buscaba la llave en su pequeña bolsa, los gemelos Vallucci vigilaban a todos lados, sin dejar de avanzar al estacionamiento.
— Fabio, al carro, ¡pero ya!
Stefano le dijo con prisas, cuando vio a dos tipos fuera de un Burger King, mirándolos raros y caminando hacia ellos.
— Aquí está…
— Gracias, Duquesa – Fabio le arrebató