NO TE CONFUNDAS GEMMA.
Dante subió al poco tiempo al piso numero cuarenta, estaba realmente deshecho, había juzgado a la mujer más importante de su vida.
Intentó llamar a Zaira, sin embargo, o hubo respuesta de su parte, Dante estaba muy desesperado, todo lo que le había dicho a aquella hermosa mujer fue producto de sus celos.
El teléfono de Dante sonó y él inmediatamente contestó imaginando que Zaira le había devuelto la llamada.
-¿Dante, donde estas, estoy en casa esperándote, tienes que cuidarme ahora que llevo a tu hijo?
-No te equivoques Gemma, tú estás en mi casa con todas las comodidades, tienes quien te atienda, no te falta nada, pero no se te ocurra quererme controlar porque eso no va suceder, no iré hoy a la casa, me quedaré en mi apartamento, mi hijo es una cosa y nuestra relación que había terminado hace tiempo es otra, ya hablaremos sobre eso después, dijo Dante colgando la llamada.
-Hola Susana, ¿Dónde está Dante?, preguntó Carlos Bassi, quien iba acompañado por Sandro, ambos eran amigos de Da