Al regresar Dante volvió con una botella de vino.
-¿Y eso? Preguntó ella algo asombrada.
-Es una botella de vino como puedes ver, contestó el hombre sonriendo.
-Lo sé, ¿Pero de donde la sacaste?
-De la cava que era de mi abuelo, estoy seguro de que no le molestará.
-¿Una cava, me estás diciendo que este lugar tiene una cava? Dante, de verdad te juro que te mato si dejas perder este lugar, es increíble.
Esto hizo que el hombre riera fuertemente mientras servía dos copas de vino.
Él quitó la cubierta que tenía la alfombra, dejando una hermosa alfombra blanca descubierta.
Mientras se sentaban frente la chimenea, Zaira no pudo dejar de ver al modelo que tenía frente, con unos mezclilla algo desteñidos, una camiseta sin cuello y medias blancas, al lado del sofá unos tenis.
-Ten, con esto no tendrás frio, dijo alcanzándole a la chica una jacket, es mía, así que de seguro te quedará un poco grande, pero te verás bien, de eso no hay duda, dijo él tomando un sorbo de vino.
Terminaron de comer y tomar dos copas de vino, Zaira se sentía un poco más feliz que de costumbre, el vino provocaba eso en ella.
Comenzaron a hablar de la campaña de cómo la había inspirado la casa.
-Se que no quieres a nadie en esta casa, al menos no alguien que no sea especial dijo ella sin darse cuenta de que él la había invitado a estar en ese lugar.
Pero estaba pensando que en lugar de que sea el Coliseo en donde se hagan las tomas de los comerciales, podría ser en algo parecido a este lugar, es decir, podríamos hacer un set con algo similar, ¿Qué te parece?
-Lo que tu digas por mi está bien.
Vamos a ver, ¿Tú te estás dando cuenta lo que me estás diciendo?
Que no quiero a nadie que no sea especial para mí en esta casa, pues estás tú frente a la chimenea y acompañándome con una botella de vino, que por cierto debemos acabar la botella, sería una lástima que se perdiera un vino como este.
Ella lo miró algo apenada y con un rostro tan inocente que hizo a Dante sentir un escalofrío por todo su cuerpo.
-¿Qué pasa?
-Es que no era tu plan que entrara a la casa posiblemente y mucho menos que yo fuera una intensa que quisiera ir al kiosco, por eso nos atrapó esta tormenta y no quedó más que quedarte conmigo aquí.
-¿Tú crees que no tenía todo esto planeado, crees que la planta de rosa no sabía lo que tenía que hacer exactamente?
-Gracias, dijo ella al ver que el hombre lo decía para hacerla sentir bien, ya que por caminar hasta el kiosco se les había hecho tarde, mas aun con los tacones que ella llevaba, no podía caminar rápido.
Dante se levantó para servir un poco mas de vino y Zaira fue al tocador, se miró al espejo y se dio cuenta que sus ojos brillaban más de lo normal nuevamente al estar con Dante Fabbri en plan amigos y no como cuando se ponía pesado tratándola de dama de compañía.
-Vamos Zaira, contrólate, está bien que el hombre te gusta y más de la cuenta, pero ya, disimúlalo al menos; se decía frente al espejo.
Al salir, Dante ponía algo de música, la lluvia continuaba más fuerte y el viento afuera se escuchaba tenebroso, eran ya las cuatro de la tarde y nada parecía cesar.
-¿Bailamos? Preguntó él extendiendo su mano a la chica.
-Esa canción es de mis favoritas dijo la chica al escuchar Don’t know Why, bueno Señor Fabbri, no soy muy buena bailando así que cuide sus pies, dijo la chica quien estaba descalza sobre la alfombra.
La chica se acercó a él quien la tomó por la cintura y la acercó a su cuerpo, ella puso sus manos alrededor de su cuello y su cabeza en el pecho del hombre.
-¿Qué voy a hacer contigo Zaira? Preguntó él presionándola contra su cuerpo.
-No lo sé, lo mismo que yo contigo, dijo ella suspirando fuertemente.
El hombre al escuchar aquella respuesta, no lo pensó dos veces y besó a la mujer que tenía entre sus brazos, quien le respondió aquel beso sin pensarlo dos veces.
Sin pensarlo ninguno de los dos terminaron sobre la alfombra, se besaban de una manera suave, pero apasionada, poco a poco sus cuerpos fueron reaccionando a aquel beso, él la atrajo hacia él, ella podía sentir todo su cuerpo escultural contra el suyo, en un momento él, quitó la jacket y igual la camiseta, podía sentir sus manos bajando el ziper de su vestido, pasando sus manos calientes por su espalda, mientras que ella lo abrazaba sintiendo aquella espalda hecha por el ejercicio, abrazada a su espalda, el beso cada vez más intenso, sus respiraciones más agitadas, al tiempo que pasaban los minutos, ella desabrochó su pantalón, por un momento se asustó, ella no había hecho el amor con nadie más, pero se dejó llevar por lo que estaba sintiendo en ese momento, era algo nuevo para la chica, estaba increíblemente excitada, ella puso su mano dentro del pantalón, podía sentir todo en su mano, él estaba muy excitado, y ella estaba igual, sentía ganas de gritarle que le hiciera el amor, él comenzó a besar su cuello, nunca había sentido un nivel de excitación como el que sentía en ese momento, quitó su vestido al mismo tiempo que ella torpemente quitaba su pantalón sin dejar de besarse y sentían sus piel rosándose, él de manera muy audaz se puso sobre ella, ya estaban completamente desnudos, estaban muy excitados, ella estaba ardiendo de deseo porque le hiciera el amor, él no como la primera vez, se introdujo sobre ella despacio, sin dejar de besarla, con movimientos suaves, disfrutando el momento, como no había podido hacerlo cuando se entregó a Dante la primer vez.
-¿Estás bien? Preguntó él mirándola a los ojos y recordando la vez anterior en que ella estaba un poco ebria y no mostraba ningún sentimiento de estarlo disfrutando.
-Sí Dante, estoy bien, respondió la chica besándolo nuevamente.
Las embestidas eran cada vez más fuertes, hacían que Zaira gimiera de placer, cuando Zaira estaba llegando al clímax, nuevamente Dante quien era un experto en el sexo, colocó a la chica sobre él, lo que observaba le gustaba en exceso y le excitaba aun mas, la chica ponía sus manos detrás de la cabeza y se movía arriba y abajo excitando cada vez más al experimentado hombre, al ver a la chica mordiendo su labio Dante no pudo mas moviéndose igualmente, haciendo que los dos acabaran al mismo tiempo.