VENGANZA DIVINA.
Jean-Paul, camino en dirección de la plaza de la ciudad, una sonrisa de victoria se dibujó en la faz de jean-Paúl, sabía que tenía todos los elementos necesarios para preparar una noticia de revuelo en toda Francia, aunque eso significase el arriesgar su vida delante de administrador de la diócesis,
pero ese peligro le tenía sin cuidado a jean-Paúl, que caminaba por las calles empedradas de la ciudad.
El ruido de una vos, saco a jean-Paul de sus pensamientos, jean-Paul se detuvo un instante, a lo lejos se oía la voz de un hombre viejo, que gritaba a viva voz, unas risas y grandes burlas le siguieron a la voz el hombre, jean-Paul camino en dirección del lugar, era un callejón sin salida,
bien adornado de bellas plantas y flores de todo tipo, un hombre de larga barba, y de ropas envejecidas le hablaba a un grupo de personas que estaban cómodas, acostadas en las entradas de sus casas.
—pero vois, los veréis con vuestros propios ojos, lo veréis insistió el hombre, que parecía no rendirse,