Mundo ficciónIniciar sesiónLos médicos le dieron a Diego Cortés dos noticias: una que lo destrozaría y otra que lo reconstruiría.
El hospital militar de Dimitri se alzaba como una fortaleza blanca contra los acantilados de Malta, sus paredes de hormigón armado diseñadas para resistir bombardeos y albergar secretos que ningún gobierno reconocería oficialmente. La sala de emergencias del nivel subterráneo había sido testigo de cirugías que salvaron a dictadores, espías y criminales de guerra, pero pocas veces había albergado una operación tan delicada como la que acababa de concluir.
Diego despertó con el sabor metálico de la anestesia adhiriéndose a su lengua como una segunda piel. La luz fluorescente del techo se filtraba a través de sus párpados entrecerrados, creando patrones geométricos que bailaban en su retina. El dolor en el pecho era sordo pero consta







