Mundo ficciónIniciar sesiónIsabella Moretti no era el tipo de mujer que hacía rescates por bondad: había calculado exactamente qué ganaría salvando a Valentina Cortés.
El primer guardia ni siquiera vio venir el cuchillo que se hundió entre sus costillas con precisión quirúrgica. Isabella lo sostuvo mientras se desplomaba, evitando que el ruido del cuerpo al caer alertara a los otros dos guardias apostados en el corredor. Sus movimientos eran fluidos, cada paso medido con la eficiencia de alguien que había perfeccionado el arte de matar durante décadas.
El segundo guardia giró al escuchar un susurro de movimiento. Isabella ya estaba detrás de él, su brazo rodeando su cuello en una llave que cortó el suministro de oxígeno a su cerebro en menos de diez segundos. Lo dejó caer suavemente contra la pared, inconsciente pero vivo. No todos merecían morir esa noche.
El tercero fue







