Mundo ficciónIniciar sesiónEl grito de Anastasia Volkov al descubrir la cuna vacía fue un sonido que no se olvidaría nunca.
La base de operaciones en Noruega se sumió en caos. Sirenas de emergencia perforaban el aire ártico mientras soldados corrían por pasillos de acero, sus botas resonando contra el metal con urgencia desesperada. En el centro de control, las pantallas mostraban códigos rojos parpadeando como heridas abiertas.
—¡Alerta máxima! —gritó el comandante Morrison mientras tecleaba furiosamente en su terminal—. ¡Sellad todas las salidas! ¡Nadie entra ni sale!
Pero ya era demasiado tarde. Hermann Jr. había desaparecido junto con las dos niñeras asignadas a su custodia. La habitación que había sido su refugio temporal ahora parecía una escena del crimen: juguetes esparcidos, mantas revueltas, y un silencio que gritaba traición.
Dimitri Volko







