Zahar asintió, y luego le entregó el puro a Aziz.
 En el momento en que Bakir alertó a sus hombres a que prontamente se trasladarían a otro punto, le dijo a Zahar que fuera con ellos, mientras él volvió a entrar al salón frente a Aziz.
 —Hoy tampoco reportamos amenazas de ataques, y yo digo que estemos muy atentos. Es bastante extraño.
 —Mantente atento —Aziz lo señaló—. Y, sobre todo, con Zahar
 —¿Realmente la dejará ir? —Aziz sonrió de oreja a oreja y luego miró a Aziz como si lo calculara. Aquí o allá, de cualquier forma, y en cualquier mano, Zahar estará muerta. Aunque creo que allá la matarán primero, y realmente no me importa. Estamos cerca. Demasiado cerca…
 Bakir asintió haciéndole un ademán, y luego se retiró para ir a llevar a Zahar donde ella comenzaría su próxima misión.
 Zahar se subió en una camioneta que era blindada, y notó que afuera era de madrugada. Le pusieron una capucha encima, y luego comenzaron a andar.
 No supo cuánto demoró para llegar a su destino, pero cuand