LA PEQUEÑA OLIVIA
Tomando la decisión, Elara se puso de pie y enfocó sus ojos marrones en Catherine, avanzó con determinación hacia ellos, pero las palabras de Elara murieron cuando vio a Zayd salir de la oficina, y de inmediato su cara fue de confusión.
―¿Zayd?
Él le dio una amplia sonrisa y caminó hacia ella, para luego besar el dorso de su mano deliberadamente.
―Hola, Elara, tan bella como siempre.
Nathaniel se aclaró la garganta y caminó hacia su esposa.
―Cariño, ¿por qué no esperaste que fuera por ti?
Ella miró nuevamente a Catherine y luego a Zayd.
―Yo… quería venir a la empresa. Margarita me dijo que estabas en una reunión, no quería molestarte, así que…
―No ―dijo interrumpiéndola Nathaniel. ―Nada, ni nadie, es más importante que tú. Debiste llamar; tú eres lo primero.
El corazón de Elara se agitó y le dio una sonrisa.
―Déjame presentarte a Catherine James ―continuo Nathaniel y miró a la mujer.
Catherine sonrió y dio un paso extendiendo su mano.
―Es un gusto conocerla, señora C