ADVERTENCIA CLARA
Victoria estaba a punto de marcar un número en su teléfono cuando sintió un tirón agudo en su cabello.
― ¡Ah! ―exclamó, sorprendida y con dolor.
Elara, con una mirada feroz, no dijo una palabra. Solo la agarró firmemente del brazo y la arrastró hacia un rincón apartado, lejos de los ojos curiosos de la alta sociedad que se entretenían en el salón principal.
Finalmente, cuando estuvieron solas y frente a frente, presionó su brazo contra el cuello de Victoria, cortando su respiración.
―Escúchame bien, y hazlo atentamente, ―gruñó Elara, sus ojos ardían con una ira incontrolable. ―A mí puedes hacerme lo que te dé la gana, porque sé defenderme. Pero a mi hermana no, ¿entiendes? ¡No vuelvas a acercarte a Rose!
Victoria, con los ojos desorbitados por el pánico, clavó sus uñas en el brazo de Elara intentando liberarse. Pero Elara no flaqueó; su determinación era tan sólida como el acero.
―No…no… no sé de qué hablas, ―balbuceó Victoria, luchando por cada bocanada de aire.
―No