Lianys
Salimos de la recámara y me ayuda con el vestido para bajar las escaleras. Mis damas de honor esperan con una sonrisa en el rostro, Saskia, Sasha e Isis, la primogénita de Franco y Jane. Mi mejor amiga me entrega el ramo de flores de rosas blancas y le agradezco con una genuina sonrisa; por consiguiente, ellas se alistan e inician a caminar por la alfombra blanco con negro al ritmo de la orquesta que contrató el Boss. Las manos me tiemblan como nunca porque a pesar de que esta boda es por conveniencia, en mis sueños siempre quise que mi esposo fuera Kaem Ivanov. Enrollo mi brazo con el de mi padre y con una sonrisa nerviosa asiento para empezar a caminar, las puertas se vuelven abrir y el Underboss se gira, noto como me sonríe, años que no lo hacía. La melodía cambia y Mikhaila empieza a tocar en el piano Love Me Like You Do. Todos los invitados se ponen de pie mientras que camino hacia el hombre que me espera con las manos unidas hacia delante, nuestras miradas no se despegan en ningún momento, olvido absolutamente todo lo que ocurre a mi alrededor, no me intimidan las miradas puestas en mí ni las malas miradas de aquellas mujeres que desean ser yo en este preciso instante.  Los ojos azules de Kaem resaltan más de lo habitual, le sonrío y como respuesta él me imita. Este es el inicio de tu nueva vida, Lianys. Miro a mi derecha y están mis tíos Akem y Arabella con una felicidad en el rostro. Me detengo, cojo la mano del Boss, beso el dorso de su mano y luego la coloco en mi frente. — Tienen mi bendición, hija mía. — besa mi frente. Kaem llega hasta donde me encuentro y le pide la mano a mi padre. — Prometo que cuidaré de ella, por lo que me queda de vida. — le aseguró. — Te estoy entregando mi vida entera, Kaem. No la lastimes. — mi prometido me ve de reojo y asiente hacia las palabras de mi padre. Entrelazo mi mano con la de él y me ayuda a subir los escalones para situarnos enfrente del sacerdote de la Bratva. Le entrego mi ramo de flores a Saskia y quedo cara a cara con el hombre que le perteneceré hasta el día de mi muerte. El sacerdote comienza dar inicio a la ceremonia y por algún extraño motivo no puedo despegar mi vista de la mirada intensa de Kaem. Me embruja su escultural rostro, sus cejas pobladas y pestañas densas. Labios carnosos y sonrisa encantadora, a través de su traje visualizo la cicatriz de su cuello, y sé que esa marca es la que lo ha atormentado durante todo este tiempo pero yo amo cada parte de él. Yo lo amo de verdad. — Prometo estar a tu lado en la luz y en la oscuridad, en tus días tristes y felices. Prometo protegerte hasta con mi propia vida porque eres la esperanza en ella, tu corazón será asegurado junto al mío donde nadie le haga daño y el que se atreva arrebatarte de mi lado, no vivirá para contarlo. — la barbilla comienza a temblar — Hoy te entrego mi alma, vida y corazón porque ahora solo seremos uno. Tu y yo. Sitúa el anillo en mi dedo. — Yo Lianys Lascater, te quiero a ti como mi esposo y me entrego a ti, prometo serte fiel en la prosperidad y en la adversidad. Prometo estar contigo en los días buenos y malos. Quiero compartir contigo nuevas aventuras y viajes por el mundo. Prometo quererte con tus defectos, manías y aprenderé de cada una de ellas porque no necesito de grandes cosas para ser feliz, solamente te necesito a mi lado. — expreso abiertamente mis sentimientos sin importar lo que piensen los demás — Que el respeto, la sinceridad y la pasión sean siempre los valores que alimente lo nuestro. Nuestra vida no será fácil pero estaré junto a ti para no dejarte caer nunca. Le pongo el anillo en su dedo. — Por el poder que me requiere la iglesia, los declaro marido y mujer. — él y yo nos miramos — Puedes besar a la novia. Kaem me coge por la cintura y me pega a su pecho. — No sabes cuanto esperé esto. Y sin más nada que decir, unió sus labios con los míos. No era un beso delicado ni mucho menos romántico; en cambio, era demandante, eficaz, lleno de deseo y pasión. Nuestras lenguas danzaban como si supieran a la perfección el sonido de la melodía, las respiraciones eran erráticas y el los corazones dominantes. Mis piernas flaqueaban pero él me sostuvo con fuerza para que no cayera. Los aplausos no se hicieron esperar haciendo que los dos cayéramos en razón. Nos separamos por la falta de aire y unimos nuestras frentes por unos segundos para luego entrelazar nuevamente las manos y caminar sobre la alfombra. Cabe destacar, que Saskia me dió el ramo de flores para que lo llevara conmigo. La familia se acercó a felicitar nuestra unión dándonos eterna bendición. Pero Kaem al escuchar que varios socios de la Bratva bendijeron mi vientre para un pronto primogénito no soportó esas palabras y se fue dejándome con la carga y la zozobra de todos los invitados. — Tranquila querida, ya se le pasará. — besa mi mejilla mi ahora suegra Arabella — Te recomiendo que te cuides mucho, mi hijo está paranoico con lo de no formar una familia. — ¿Hay algún motivo? — cuestiono curiosa. Ella sonríe con nostalgia. — Fue una promesa que me dijo de niño, lamento mucho ser la causante de tu desdicha. La Reina se va detrás de su hijo con los ojos cristalizados. Enfrente de mí se ubica el Boss y me abraza con mucho cariño como siempre lo ha hecho. — Ahora eres mi nuera, pero en mi corazón seguirás siendo la princesa del tío. — acaricia mi melena rizada — Que tus ojos color ámbar, nunca suelten una lágrima de tristeza. Besa mi frente. Luego de que la mayoría de los invitados me felicitaron, todos pasaron a la recepción donde se celebrará el casamiento. Miro el cielo y expulso todo el aire que contenía la igual que algunas cuantas gotas de mis ojos, la yema de mis dedos toca el collar que era de mi madre y siento como el corazón se me va poniendo chiquitico. — Te extraño tanto mami. — murmuro — Sé mi estrella fugaz, y te aseguro que perseguiré ese sueño, esa promesa que te hice en tu tumba. Observo el anillo de casada en mi dedo. ¿Realmente conseguiré la felicidad? — Nos están esperando, Sra. Ivanova. — escucho la voz de Kaem a mis espaldas. — Sra. Ivanova. — me rio. Que bien suena. — Acostumbrate a que te llamen así, hermosa. Ahora eres la nueva Sra. Ivanova de la familia. — me giro para encararlo — Vamos. Extiende su mano, dudo por un momento aceptarla o no pero al fin y al cabo, soy su esposa. Agarrados de mano nos dirigimos a la recepción en donde todos nos aplaudían ante nuestra llegada, nos encaminamos hacia la pista de baile para hacer el primer baile como marido y mujer. Realmente no sé qué canción han colocado ya que pensé que mi esposo no querría hacer esto. Nos posicionamos en el centro de la pista y comienza a sonar Die For You— The Weeknd. Nuestros cuerpos bailan al ritmo de la canción muy pegados, siento el aire que bota de su nariz en mi cuello. Produciendo que mi braga comience a mojarse poco a poco, su mano en mi espalda va bajando centímetro a centímetro hasta llegar al inicio de mi culo. Me tenso inmediatamente y lo escucho reír. — Eres un gilipollas. — Pero te gusta este gilipollas. — dice el muy creído. — Estás muy confiado de eso, cariño. — No lo digo yo, lo has dicho en tus votos matrimoniales. — paso saliva — Pero tranquila, voy a ignorar que eso pasó. Bufo. — Todo lo que dije fue para salir del paso — miento —. ¿Y tú qué? Porque ahora solo somos uno, tú y yo. — lo imito. — No te creas tan importante, Lianys. Eso lo busqué en internet para que todos creyeran que estoy enamorado de ti. ¿Escucharon eso? Pues sí, fueron los trozos de mi corazón. Me desestabilizó por un momento, y aguanté las ganas de llorar. No le voy a mostrar cuán fuerte me lastimaron sus palabras. — Pues ya somos dos, Kaem. ¿Quién podría enamorarse de un traumado como tú? Sé que lo estoy lastimando bastante con mis palabras pero si él quiere jugar así, entonces que aquí empiece el juego más cruel que tendremos de por vida. La música acaba y ambos nos alejamos en direcciones opuestas. Mi suegra nota la tensión del lugar así que se sube a la tarima y coge el micrófono junto al Boss. — Muy buenas noches a todos. Agradecida de compartir con nosotros esta maravillosa unión. — Kaem se devuelve y se sitúa a mi lado cabreado y con suma obligación — También este día como hoy el Underboss, Kaem Ivanov será ascendido como Boss de la Bratva y mi nuera, Lianys Ivanova como Koroleva de la mafia rusa. Kaem me coge de la mano y subimos a la tarima junto a sus padres. Akem y su hijo se desafían con la mirada, y no sé por qué. La relación entre ellos siempre ha sido bastante rara. Uno de los boyevik le entrega a mi suegro un cofre y otro a Arabella. El Boss se acerca a su hijo y saca un anillo de diamante negro con la inicial de la letra B, en dorado. — Yo, como el más antiguo en el puesto de Boss, te entrego a ti esta organización, tu familia y tu gente para que la protejas con tu sangre. Cada gota derramada, cada sudor y cada herida será sacrificada por la gente que depende de ti. — ¡Larga vida al Boss! ¡Larga vida al Boss! — dicen una y otra vez. A pesar de que la Reina, se divorció, la mafia roja la seguía considerando como la Dama de la mafia rusa; es por ello, que ella me hace entrega del anillo esmeralda que si mal no recuerdo, lucía en su dedo del medio dándole a entender a todo el que la viera como señal de respeto. — Yo, como las más antiguas de las Damas de la Bratva, te entrego a ti esta organización para que demuestres el temple que tienes, la sabiduría que portas y la belleza que se necesita. Que la seducción, el morbo y el sadismo que conlleva este mundo no te perturbe y sepas como manejar cada una de ellas. Me coloca el anillo en el dedo anular junto al que me puso su hijo en la ceremonia. — ¡Larga vida a la Koroleva! ¡Larga vida a la Koroleva! Mi lamentable marido y yo unimos nuestras manos mientras que los demás se arrodillan ante nosotros. Siento que la responsabilidad que me ha otorgado es mucho para mí, duré años separada de la mafia porque nunca me ha gustado el mundo criminal y ahora terminé casada con el mismísimo Boss de una de las organizaciones criminales más temidas en el mundo. ¿En qué te has metido Lianys La celebración estuvo bien si no contamos las veces que Kaem y yo nos quisimos matar delante de todos. Saqué una de las sonrisas más falsas y despedí a cada uno de los invitados. — Eterna felicidad, mi Koroleva. — hace una reverencia un chico de mi edad rubio y excelente físico. — Muchas gracias. Disculpe mi indiscreción pero ¿Cuál es su nombre? — Edelian Meyer. Sottocapo de la mafia alemana. — dice Kaem apareciendo de repente. Paso saliva al saber que tengo enfrente al hombre que posiblemente estuviera casado conmigo en este preciso momento. La tensión se puede cortar con un cuchillo y la cara del Boss es de total desagrado. A mi mente llega una idea retorcida pero quiero saber hasta dónde puede llegar mi querido marido. — Es un placer para mí conocerlo. — le sonrío — Espero algún día conversar con usted. Él sonríe y asiente. — Por supuesto que sí. Hágame saber el día y con mucho gusto acudiré a usted. — luego posa su mirada en el Boss — ¡Larga vida al Boss! Dicho esto se retira dejando a Kaem botando humo por las orejas. Yo no pude evitar esconder mi sonrisa y poso mi vista en la espalda del Sottocapo que casualmente giró y me sonrió. — ¿Qué fue eso? — pregunta enojado el patán que tengo como marido. — ¿Qué fue de qué? — me hago la desentendida. — No sé a qué quieres jugar Lianys, pero te recuerdo que desde el momento que dijiste sí acepto, me entregaste tu vida en la totalidad. — me pega a su cuerpo — Tú me perteneces. Me carcajeo aun cuando sus palabras me han sacudido por completo. — Y yo te recuerdo a ti, que este matrimonio es por un maldito contrato. Así que guapo, tú y yo no tenemos que sernos fieles. — ¿A dónde quieres llegar? — Que me puedo acostar con el hombre que a mí me dé la gana. Así que si tenías planes para una luna de miel, te equivocas. Ahora es él quien ríe con muchas ganas, como si le acabara de decir un chiste. — El único que estará entre tus piernas, beba de tu intimidad, disfrute de tu cuerpo, soy yo. — asegura mordiéndome el labio inferior — Tú me perteneces, eres mía.