Capítulo 3

Vi que aquel enfermero pidió refuerzos y se llevaron a la mujer, si ya estaba muerta.

-Ilse ven a mi oficina. –Dijo Frederick.

-Yo….

-Ahora Ilse! –Un nudo se formó en mi garganta y solo asentí.

Fui hasta la oficina de Frederick entre lentamente.

- ¿Qué acabas de hacer?

-Yo... yo solo le estaba preguntando sobre que ropa quería y luego ella me miro y no me dijo nada más se quedó paralizada.

-No te creo Ilse.

-Podemos observar las cámaras de seguridad, te lo juro que no le hice nada. –Le dije al punto de llorar.

-Voy a revisar las cámaras de seguridad y otra cosa no me tutees, no somos iguales que te quede claro Ilse. –Dijo y yo me puse más nerviosa, quería salir y esconderme en los baños.

-Disculpe señor, no se volverá a repetir. –Dije y salí corriendo como alma que se la lleva el diablo, fui directamente al baño y me encerré, me sentí mal por la señora ¿Quién en su sano juicio deja a una abuelita andar solo por allí? Estaba perdida en mis pensamientos y tocaron la puerta me sobre exalte, me limpie las lágrimas y abrí la puerta.

-Ven. –Dijo Frederick fuimos hasta su oficina y el cerro la puerta.

-Tenías razón Ilse, revise todo, la señora estaba paralizada. –Dijo y yo sentí alivio.

- ¿Qué le ocurrió a la Señora?

-Solo se le bajo la presión nada grave. –Dijo Frederick.

- ¿Puedo salir temprano para verla? ¿en que clínica la tienen?

-Ilse, yo te llevare, pero necesito que no hagas nada, ni digas nada ¿entendido?

-Sí señor. –Dije y salí de la oficina.

Estaba yendo a mi puesto de trabajo cuando … espera un momento… ¿Por qué se comportó de esa manera? ¿acaso le dio remordimiento? No Ilse, no estés pensando en eso, el jefe sin más dudas era raro, no le preste más atención y continúe trabajando, el día paso normal, iban a dar las 4 de la tarde y Frederick fue hasta donde yo estaba.

-Ilse recoge tus cosas nos vamos al hospital. –Dijo él y se dio vuelta.

Fui por mis cosas, me coloque la ropa con la cual había venido, mis pantalones jeans negro y mi buzo lila, mi ropa la guarde en una funda, directo a lavarse, fui hasta la oficina de Frederick, abrí la puerta y sentí que algo se cayó…

-Lo siento, lo siento, no quería. –Dije y él ya estaba en el suelo.

-Auch, porqué abres la puerta tan fuerte. –Dijo y yo me morí de la vergüenza.

Le estire la mano, pesaba mucho se incorporó, su cara quedo cerca de la mía, sus ojos color verde, no había visto bien su rostro, en ese momento lo vi a detalles, pero reaccione en ese momento.

-Dis… Disculpa. –Fue lo único que dije.

-Discúlpame tu a mi ¿vamos?

-S..si vamos.

Fuimos directamente al estacionamiento del centro comercial y vi un Porsche color rojo, el me abrió la puerta, yo tenía miedo en subirme y dañar aquel bonito auto, salimos del centro comercial, fuimos a la clínica durante el camino no habíamos entablado una conversación, pero lo hizo cuando un semáforo estaba en rojo.

- ¿Puedo preguntarte algo?

-S..si.

- ¿En dónde vives? –Esa pregunta me tomo por sorpresa, no quería hablar de mí, tal vez el preguntaría que porque busque trabajo siendo aún menor de edad.

- ¿Por qué la pregunta?

-Aceptaste responder.

-Está bien, vivo en la zona pobre. –Dije sin más, estaba lejos de casa y si el me dejaba aquí seguramente tardaría horas en llegar a casa, tuve miedo no voy a mentir, pero más miedo me dio cuando él se detuvo en media carretera

-Enserio vives allí? –Me dijo.

No quería dar explicaciones, alguien tan millonario burlándose de una menor de edad era algo que siempre se veía, ya había pasado por esto algunas veces, así que solo tome mi mochila y baje sin decir nada, no había estado en aquel sector, solo comencé a correr, tampoco entiendo porque lo hice, corrí hasta mas no poder y choque con alguien, caí al suelo y alguien se llevó mi mochila, era lo último que me faltaba, me reincorpore y sentí una punzada en mi estómago, aquel sujeto me había robado y me había herido, camine un poco más, pero no tenía fuerzas, no podía ir más allá, vi alguien acercarse pero en ese momento vi todo negro..

……

Frederick vio que Ilse tenía una herida en la parte del abdomen, la subió a su auto y al llevo a la clínica, no le importaba si pasaba los semáforos en rojos, lo que no sabía Ilse es que Frederick se había enamorado de ella y se sintió culpable cuando le reclamo por el incidente de aquella mujer que estaba en estado de shock llego rápidamente a la clínica y pido una camilla, las enfermeras rápidamente ayudaron y la llevaron a sala de emergencia, mientras la atendían Frederick está caminando de un lado a otro y preguntándose ¿Por qué ella decidió bajarse del auto? No encontraba explicación.

-Familiares de la Señorita Ilse Dube. –Dijo la enfermera y rápidamente Frederick salió de sus pensamientos.

-Yo soy su novio ¿Cómo esta ella? –Respondió y pregunto rápidamente Frederick.

Aquella enfermera, se quedó mirando a Frederick, y él tuvo que aclarar su garganta se estaba sintiendo incomodo por aquella situación.

- ¿Me puede decir en donde tienen a mi novia? –Dijo Frederick impaciente.

-Habitación 80. –Respondió aquella enfermera. –Pa...

La enfermera iba a decir algo, pero Frederick, solo salió corriendo en busca de Ilse, rápidamente llegó a la habitación 80 pero antes de entrar se quedó pensando en porque había dicho que era su novio, movió su cabeza y abrió la puerta, entonces vio a Ilse que estaba dormida, se acercó poco a poco y detallo todo su rostro, le toco la cara y ella abrió los ojos poco a poco.

-Hola ¿estás bien? –Preguntó Frederick.

- ¿Do…. ¿Dónde estoy? Me duele el estómago ¿Qué hora es? –Pregunto ella y se intentó reincorporar, eso le causo dolor, Frederick solo se preocupó.

-Cuidado vas a causarte más dolor Ilse. –Dijo un poco asustado

-Necesito mi teléfono. –En ese momento Ilse se acordó que había sido asaltada. –Mierda, mi mochila.

-Ilse por favor. –Dijo Frederick con el ceño fruncido.

-Disculpe, necesito llamara a mi mama. –Dijo ella preocupada.

En ese momento Frederick toco su saco y busco su teléfono, entonces se lo dio a Ilse para que pudiera hacer una llamada.

-Toma utilízalo. –Dijo Frederick y ella asintió. Marco un numero e hizo la llamada.

-Vamos, por favor contesta. –Decía para así misma, pero por la preocupación no se había dado cuenta que lo decía en voz alta, tenía que meterse en el papel perfecto y hablar como sin nada.

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