Capítulo 2

- ¿Qué me vas a decir? –Dijo con lágrimas en los ojos.

-Verás, yo no tengo por qué vivir con una mujer como tú, perdiste una hija mía y eso nunca te lo voy a perdonar, te odio, cuida a tu hija a no ser que muera por tu culpa. –exclamó Adán con odio

-Pero ¿qué estás diciendo Adán? Yo me desmayé porque no tenía fuerzas, yo no quise matar a nuestra bebé. –Lorena rompió en llanto.

-Basta Lorena, yo me voy, eres un inútil que no sirves parea nada, no me voy a quedar contigo que dirá la gente de mí, todo es tu culpa, tú arruinaste la familia, te voy a odiar siempre. –Adán fue hacia su habitación, Lorena solo lloraba, dejo a Ilse en la cama que sería para las gemelas.

-Adán, por favor no te vayas, perdóname por favor. –Lorena seguía llorando, se arrodilló pidiéndole disculpas y suplicándole que no se fuera. –Por favor no te vayas que voy a hacer, no sé qué hacer si te vas. –exclamó Lorena aún en el suelo y llorando de desesperación, en ese momento Adán la tomo del cabello e hizo levantarla.

-Escúchame bien, nunca vas a ser feliz, porque desde ahora vas a hacer el hazmerreír de todos por perder a tu bebé y yo me voy a encargar de eso, tu vida se volverá un infierno y vas a lamentar haber perdido a tu bebé, todo, absolutamente todo, es tu culpa Lorena. –dijo apretándole muy fuerte el cabello, la golpeo hasta decir basta y luego ya en el piso le escupió el rostro.

Lorena vio como el hombre con quien había estado más de 2 años se marchaba, desde ese momento se dio cuenta de que nunca sentiría amor por cualquier hombre, ella no quería pasar lo mismo, Lorena era guapa, pero esa belleza se fue borrando para complacer a Adán. Se levantó y fue darse un baño, comenzó a llorar en silencio, las heridas le dolían mucho, si bien es cierto Adán le había pegado algunas veces, pero esta vez lo hizo más fuerte, Lorena salió del baño y fue en busca de una crema que le aliviaba el ardor, se colocó su ropa, miro a su única bebé quien dormía plácidamente y se prometió a sí misma cuidarla.

-Juro que mientras yo viva, nadie, absolutamente nadie te lastimara pequeña Ilse, voy a protegerte y si me toca matar lo haré, todo sea por verte feliz mi niña. –dijo y le dio un beso en la frente.

Lorena se acercó al teléfono, ella quería hacer una llamada, pedir ayuda a la única persona que tenía y que la ayudaría, tomo el teléfono, pero se acobardó, así que no lo hizo, miro a su alrededor, dio un suspiro, tenía que comenzar desde cero.

……

En el otro extremo de la ciudad se encontraba una bebe que fue recibida de buena manera, aquella bebé se llamaba Neferet, los padres de esta bebé lucharon años para poder tenerla, pero al fin se daba esta oportunidad, lo que la pareja no sabía era que aquella hija que tenía en brazos no era de ellos, los abuelos maternos hicieron muy bien su trabajo, sin nadie darse cuenta, sobornaron a los doctores y enfermeras, su yerno estaba viajando a la ciudad, así que no se daría cuenta, solo se sintió muy feliz por convertirse en padre y darle una familia de verdad a su esposa. La abuela ella solo miraba a su hija quien estaba feliz por la bebé.

Años después.

Ambas niñas crecieron, una era humilde y daba todo por conseguir una beca en la mejor universidad de la ciudad, mientras que la otra le da igual todo.

Neferet a sus diecisiete años, decidió pintarse el cabello rubio y utilizar lentes de contacto color verde, sin dudas antes de su gran cambio su color de cabello era negro y de ojos cafés oscuros, que daba apariencias de color negro, utilizaba poco maquillaje.

Ilse se conformaba con su gran belleza, sus ojos grandes de café oscuros que también daban apariencia de color negro, su cabello negro, su piel color blanca, sonrisa perfecta, ambas niñas había sacado la belleza de su madre.

ILSE

-Mamá, tengo que ir a la universidad a dar el examen, quiero conseguir la beca completa, pero antes déjame ayudarte con las cosas. –dije un poco apurada terminándome el desayuno.

-Hija, perdóname por no darte una vida mejor, prometí hacerlo, pero necesito estar contigo, no quiero perderte como perdí a tu hermana. –habló Lorena un poco melancólica.

-Mamá, sí sé que mi hermana falleció, pero no te sientas así, si ella estuviera aquí todo fuera perfecto, pero ahora ella es un ángel que nos cuida y protege, recuerda que falta poco para nuestro cumpleaños número 18, así que arriba esos ánimos, y te prometo salir adelante y ayudar con todos los gastos. –le dije y le ayudé a sacar lo que ella vendía.

Desde que tengo memoria mama vende ropa, eso nos ha ayudado mucho, aunque algunas personas le dicen que les darán después, ellas nunca regresan, pero lo que mamá no sabía era que yo a mis 17 años trabajaba en un local, me pagan el salario básico, estaba reuniendo para poder comprar un local y decorarlo bonito, esa sería mi sorpresa, mamá siempre sabía que me iba a vender periódico, pero era una pequeña mentira, estaba trabajando en un local de ropa reconocida, en el centro comercial más recurrido de aquí Canadá, para poder trabajar necesitaban un permiso y claro tuve que mentirle a mamá que era algo del colegio y ella lo firmo, desde allí comencé a trabajar, ya casi iba a cumplir un año trabajando en aquel lugar.

Después de ayudar a mamá y dejarla me fui a mi trabajo, siempre abrían a las nueve de la mañana, hora perfecta para cambiarme en los baños de la planta baja y luego subir a la tienda, dejar todo en mi casillero y comenzar un día normal.

-Ilse, ¿puedes ayudar a la señora que está en el lugar de allá?

-Si claro enseguida voy Maya. –le dije a mi compañera de trabajo y ella asintió, iba hablando mentalmente, me decía "esperemos que aquella mujer no fuera grosera" me habían tocado todo tipo de persona.

-Hola buenos días, bienvenida, ¿la puedo ayudar en algo? –le dije aquella mujer

-Hola buenos días vengo por ropa para mi nieta. –me hablo la mujer, mientras veía la ropa, no había visto su cara, pero pude confirmar que era alguien mayor, ella estaba tan concentrada en busca lo que necesitaba, quise ayudarla.

- ¿Puedo saber cuántos años tiene su nieta? – pregunté, si ella me decía la edad la ayudaría sin ningún problema.

-Mi nieta va a cum…. –la mujer me miro y su expresión era de un terror inmenso, la vi ponerse pálida y le pregunté.

- ¿Se encuentra bien? –ella no me dijo nada, estaba en shock.

-…-

-Señora, me está asustando. –le dije y ella no me decía nada, tenía que hacer algo -Maya!!-Grite con fuerza, la vi venir en mi dirección.

- ¿Qué pasa Ilse por qué gritas? –preguntó ella y vio a la mujer que estaba pálida.

-Ayúdame. –Fue lo único que dije.

- ¿Pero qué paso? –preguntó Maya preocupada.

-Solo le dije que cuantos años tenía su nieta y solo me miro y su cara fue de terror.

- ¡Frederick, por favor ayúdanos una mujer se encuentra un poco mal! –Gritó Maya.

Frederick llegó y reviso a la mujer, lo vi alejarse hacia la máquina registradora, ya que allí se encontraba un teléfono, en menos de cinco minutos teníamos a paramédicos en la tienda revisando a la mujer, yo solo rezaba para que aquella mujer se recuperara, sin dudas Frederick me iba a matar, él era mi jefe sin dudas me iba a despedir.

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