KIEVAK - Fortaleza Voloshyn - Biblioteca.
El amanecer en Kievak bañaba la fortaleza Voloshyn con una luz fría, plateada, que no lograba disipar la sensación de peso que colgaba en el aire. En la biblioteca, ahora su despacho de facto, Gianni observaba las noticias en la enorme pantalla de televisión empotrada en la pared de piedra. La taza de café negro, olvidada y ya fría, se aferraba a su mano con una tensión que delataba su estado de ánimo.
La imagen mostraba a Anna Petrova, radiante, sonriente, luciendo un vestido de entrenamiento de marca costosa frente a una pista de hielo impecable. El título en la parte inferior de la pantalla rezaba: "Anna Petrova: El Regreso Triunfal de una Reina".
Un noticiero matutino ruso, con la presentadora demasiado alegre para la hora, comenzó su transmisión:
— ¡Buenos días, Rusia! Hoy tenemos noticias que harán vibrar el mundo del patinaje artístico. Tras su traumático secuestro, ¡Anna Petrova ha regresado! Más radiante y decidida que nunca, lista pa