La luz azulada de la pantalla del portátil de Aston cortaba la penumbra del despacho, proyectando sombras danzantes sobre el rostro de Ivanka.
Estaba acurrucada en el trono de ébano, abrazándose las piernas contra el pecho, la camisa negra de Gianni envolviéndola como una segunda piel demasiado grande. Las noticias se sucedían en una letanía macabra, cada titular un martillazo en su ya resquebrajado espíritu:
— EL MUNDO DEL PATINAJE EN ZOZOBRA: Tras el cruel asesinato del entrenador Yuri Smirnov, 3 de sus patinadoras desaparecidas. Entre ellas, la estrella Ivanka Volkova.
«Yuri»
La imagen del entrenador, su exigencia, sus enseñanzas, se súper pusieron al titular. Un dolor agudo, visceral, le atravesó el pecho. Otro eslabón roto.
— LA UNIÓN INTERNACIONAL DE PATINAJE CONDENA LAS DESAPARICIONES: 'Exigimos respuestas inmediatas a las autoridades rusas. El deporte está de luto.'
Un esbozo amargo de sonrisa se dibujó en sus labios. Hipocresía envuelta en declaraciones pomposas. ¿Cuándo se h