UN ÁNGEL EN GARANTÍA. CAPÍTULO 33. Malas noticias
UN ÁNGEL EN GARANTÍA. CAPÍTULO 33. Malas noticias
—¿Por su voluntad o por la tuya? —preguntó maggie con ese tono incisivo que solía usar cuando algo no le encajaba del todo. Porque a fin de cuentas Ivan no era el santo patrono de los desvalidos y decir que era suya le sonaba más a declaración de propiedad que a instinto protector.
Ivan tragó saliva y se restregó la cara con las manos. Llevaba dos días sin dormir y aun así sentía que no podría pegar los ojos en otros dos.
—Esa es la pregunta del millón —gruñó entre dientes—. Por ahora lo único claro es que está enferma. Por favor, tienes que ayudarla, Maggie.
—¡Pues claro que la vamos a ayudar, no seas tarado! Pero necesito saber qué pasó antes de la fiebre. ¿Algún síntoma? ¿Alguna reacción?
—No, no… nada de eso. Ella estaba bien. Nosotros… bueno, estábamos… ya sabes.
—¡Escúpelo, Ivan que tú de pudoroso no tienes nada! —se impacientó Maggie.
—¡Nos acostamos! ¿OK? Pero no veo cómo eso sea relevante, ¡no es que tenga una verga venenosa o