CAPÍTULO 20. De las disculpas a una prueba de paternidad
CAPÍTULO 20. De las disculpas a una prueba de paternidad
La culpa, indudablemente era algo poderoso, y si se juntaba con los recuerdos mucho más.
Jackson llevó a Maggie a su departamento esa misma tarde, con el cuidado de quien traslada una bomba emocional que podría estallar en cualquier momento. Abrió la puerta, le ofreció algo de beber, e intentó —torpemente, como sólo él sabía— armar otro tipo de disculpa.
—¿Qué tengo que hacer para que dejemos esto atrás? No podemos seguir peleando así —murmuró él de repente y Maggie lo miró con cansancio.
—No tienes nada que hacer nada, Jackson —respondió con un suspiro.
—No quiero volver a decepcionarte.
—Uno solo se decepciona cuando espera algo de alguien. Y yo ya no espero nada de ti. Y tú tampoco de mí. ¿No es cierto?
Y Jackson sintió que se le apretaba el pecho porque no había ni una gota de desafío en esas palabras.
Los días siguientes fueron una mezcla de comedia involuntaria y penitencia doméstica. Jackson se quedó en casa para cuidarla