Capítulo 17.
La opulencia de la suite matrimonial se sentía sofocante para Liam. Eleanor dormía en la cama, ajena a la carta arrugada que Liam había quemado en la chimenea del salón privado, y a la conversación glacial con el Emisario. La misión de espiar a su suegro se había instalado en su mente como una enfermedad.
El despacho privado de Timothy Harrington estaba en el ala oeste, en la planta baja, lejos de las habitaciones principales. Como chofer, Liam había estudiado el flujo de la casa: la ronda nocturna de los guardianes (una formalidad, Harrington confiaba más en la alarma que cuidaba la casa, que en el personal), el patrón de sueño del mayordomo, y las grietas en el sistema de seguridad.
Se puso ropa oscura, la misma que usaba para sus antiguos trabajos. El reloj marcaba las dos de la mañana. La hora perfecta.
Liam revisó mentalmente el plan:
Salida: La puerta de servicio de la habitación.
Ruta: La escalera de servicio, más silenciosa que la principal.
Acceso al Ala Oeste: Una llave m