El aire gélido del cementerio parecía absorber el calor, dejando a Jade arrodillada en el barro, el corazón desgarrado por el dolor y la confirmación final de la muerte de Nick. Las palabras del escolta de Hywell resonaban en su mente, "¿Y ahora? ¿Podrás seguir en paz?". No había paz, solo una inmensa desolación.
Liam se mantuvo firme junto a ella, su cuerpo tenso, los ojos fijos en el escolta. El hombre, impasible, los observaba con una calma escalofriante, y con una voz impasible.
—¿Qué quieres? —preguntó Liam, su voz baja y cargada de una ira contenida, su cuerpo listo para cualquier movimiento hostil.
No le gustaba la presencia de ese hombre, ni el aire de control que emanaba. El escolta sonrió apenas, una mueca fría que no llegaba a sus ojos, y que se parecía mucho a la que Hywell solía usar cuando ellos estuvieron hablando con él temprano.
—Solo un mensaje de parte de Hywell Phoenix. Quería asegurarse de que su preciada Jade encontrara lo que buscaba, y de recordarle… que siempr