Un mes.
Treinta días se deslizaron silenciosamente desde la apasionada despedida en la estación de autobuses entre Liam y una ansiosa Jade. La ausencia de Liam era un eco constante en la vida de Jade, un vacío que la presencia de su padre apenas lograba llenar. Sin embargo, no era la misma ausencia que había experimentado con Nick; esa vez había una promesa. Una promesa sellada con un beso acalorado y la certeza de que Liam volvería.
Jade había regresado a la rutina, esforzándose por encontrar un nuevo equilibrio. Pasaba sus días ayudando a su padre con la tienda, dedicándose a la jardinería para distraer su mente y visitando la tumba de Nick al atardecer, cada día sin falta, sin importar lo que latía en su corazón con la nueva esperanza de amor que le ofrecía Liam. La aceptación de la muerte de Nick, aunque dolorosa, le había liberado de un peso inmenso. Ya no estaba persiguiendo un fantasma, sino honrando una memoria.
Lo que más esperaba cada día era el correo.
Las cartas de Liam. H