63. Intenciones Manifiestas
Roxana
Desperté antes de que sonara la alarma y me di cuenta de que me había quedado con la misma ropa de anoche, después de fingir que dormía cuando Elena llegó gritando mi nombre y golpeó mi puerta.
No tuve el valor de enfrentarla en el estado de excitación y culpa que me consumía. Porque sabía con certeza aterradora que si ella hubiese tardado media hora más, yo misma habría arrastrado a Alessandro a mi habitación para devorarlo y volver a sentirme suya.
La vergüenza me apretó el pecho por lo cerca que estuve de echar todo por lo que había luchado en mi propia casa.
Me dirigí al baño sin fuerzas. El agua salió casi hirviendo, pero no me importó. Necesitaba borrar todo rastro de lo ocurrido mientras Andrea estaba hospitalizado, cuando debí haber estado con él.
Pero mi cuerpo respondió a los recuerdos y me tensé al recrear las caricias de Alessandro. El odio a mí misma fue instantáneo cuando la corriente eléctrica recorrió mi cuerpo, obligándome a apoyarme en la pared, jadeante e in