40. Para la prensa
Roxana
Los flashes me cegaron antes de que pudiera pestañear mientras Valentino y yo posábamos en la entrada de Eclipse Gourmet.
—¡Señora Di Marco! ¡Una sonrisa!
Su mano posada en mi espalda baja que antes me era tan familiar ahora la sentía pesada, inapropiada.
—Una más, pareja Di Marco —pidió otro fotógrafo.
Mantuve la expresión serena, aunque por dentro contaba los segundos para escapar de esta farsa. Pero el proyecto necesitaba estas fotos para mostrar la estabilidad de los dos herederos de este imperio.
—Bien hecho, mi Diosa —susurró mi esposo cerca de mi oreja antes de dejar un beso en mi mejilla y luego en mi mano.
No fue hasta que el grupo se alejó de nosotros y pudimos entrar que me permití respirar y controlar las ganas de vomitar que me envolvieron con su contacto.
Era increíble que después de quererlo tanto, su cercanía me provocara repulsión.
Alessandro y Deborah ya estaban en el comedor privado, pero incluso a la distancia ellos parecían tan rígidos como yo me sentía. So