El capo dio un paso atrás. Inspiró hondo mientras miraba a Jarret con una mezcla de desdén y advertencia definitiva.
—¡Olvídate de mi sobrina! ¡Ella es una mujer casada! Y aunque no lo fuera, nunca permitiría que alguien como tú estuviera con ella. Olvídala; créeme, es lo mejor para ti. —Estaba aniquilando cualquier esperanza que Jarret pudiera haber guardado.Lentamente, bajó el arma, alejándose mientras mantenía su omnipresente aura de amenaza. Sin voltear del todo, añadió con un sarcasmo casi burlón:—No te preocupes, querida, hoy no te mancharé la alfombra. Pero si este idiota vuelve a aparecer por aquí, ten por seguro que te compraré una nueva.El joven, aún con esa sonrisa arrogante que tanto resaltaba el linaje al que pertenecía, se dirigió a Jarret con un tono apabullante, cargado d