GERÓNIMO:
Rossi quedó en silencio durante unos segundos al otro lado de la línea, pero podía sentir que estaba pensando a toda prisa. Siempre había sido bueno encontrando soluciones cuando todo parecía perdido, y ahora no iba a ser diferente.
—Sobrino, mantente firme. Escucha con atención —dijo al fin, con su voz firme y autoritaria, como siempre había sido—. Lo primero que tienes que hacer es controlar tu respiración. Cierra los ojos por un momento y respira profundo, despacio. No puedes dejar que el pánico te domine. Hice lo que me decía, aunque mi cuerpo seguía temblando y cada gota de sudor que corría por mi frente me recordaba que estaba lejos de estar bien. Me concentré en el sonido de las olas, ese ritmo constante que me ayudaba a despejar un poco la mente. —¿Lo logras? —preguntó, y sin respond