Gerónimo observó cómo Guido se alejaba detrás de los de seguridad; solo esperaba que lograra salvar a las chicas. Un tipo se le venía encima, giró y le dio una patada; el otro trató de agarrarlo, pero logró desprenderse y salió corriendo, aunque podía ver cómo otros le cerraban el paso. Se introdujo en una tienda y se escondió, viendo pasar a los agresores corriendo.

Una chica le indicó que ya se habían ido, así que salió corriendo. Le había dado tiempo para sacar el arma que llevaba en el pie, una pequeña pistola de cinco balas, pero suficiente para sacarlo de apuros. Corrió hacia la entrada del centro comercial, se deslizó por la escalera mientras cuatro tipos iban detrás de él; vio a otros al final, les apuntó con su arma y lo dejaron pasar.

Buscando desesperadamente la salida, al fin la alcanzó. Un auto