El detective frunció el ceño y cruzó los brazos; su postura rígida denotaba que estaba tratando de procesar la información rápidamente.
—Hoy a la salida de mi club —respondió Maximiliano, mirando a su alrededor.Colombo dejó escapar un suspiro pesado mientras observaba los autos dañados y las marcas de neumáticos que habían quedado sobre el asfalto.—¿Sabes quiénes fueron? —preguntó de inmediato.—No, pero escuché que están al servicio de alguien —siguió contando Maximiliano—. No querían dinero, sino que querían atrapar a Coral, pero escuché que también buscan a mi hermana.—Yo creo que era una trampa para atraparme a mí, tío —interviene Gerónimo.—¿Por qué dices eso? —pregunta el detective.El detective