Por otro lado, Gerónimo llegó al hospital tras la llamada que le hizo Cristal. Se sentía mucho mejor después de la transfusión de sangre que le realizó el doctor Rossi, así como por haberse alimentado adecuadamente y, sobre todo, por quitarse el peso de sus hombros al confirmar que no tenía un hijo con otra mujer. Esto significaba que su Cielo no tendría que hacerse cargo de él.
—Ya estoy aquí, Cielo mío —anunció al entrar en la habitación de su cuñado en el hospital—. ¿Despertó? ¿Cómo está?—Sí, despertó —confirmó sonriente Cristal—. Tu tío Luigi dijo que ahora sí puede decir que se va a recuperar, pero se volvió a dormir.—Me alegro mucho —dijo sinceramente mientras abrazaba a su esposa—. Ven, salgamos un momento, tengo algo muy impor