226. DECISIONES IMPORTANTES
Guido se calla porque, aunque está muy furioso con ella, más lo está con su madre. Resopla y la abraza, mientras le dice:
—Cecil, vete haciendo a la idea. O te casas conmigo cuando aparezca el bebé, o te quedas sin él —dijo Guido con una firmeza y frialdad que hicieron que ella se estremeciera—. Es tu decisión, porque nunca más dejaré que mi hijo corra peligro. Ahora entra, ya es tarde; tus padres deben estar preocupados.
—¿Y tú qué vas a hacer? —pregunta, preocupada, después de todo, es un Garibaldi y anda solo, sin escoltas ni auto—. Es tarde para andar solo en la calle. Toma, es la llave de la casa; mi habitación es la última del pasillo. Cuando veas que se apaguen las luces, entra. Te estaré esperando.
—¿Por qué no le dices ahora todo a tus padres? —pregunta Guido, torciendo el rostro.
&md