Por otro lado, la señora Stavri llamó a su hijo Maximiliano con urgencia, pues el bebé, después de bañarlo, comenzó a ponerse azul, no podía respirar bien y no dejaba de toser. La voz temblorosa de su madre alarmó de inmediato a Maximiliano, quien salió apresurado hacia la casa acompañado de Coral.
—¿Qué tiene, mamá? —preguntó, claramente angustiado al entrar y encontrarla abrazando al pequeño.—No lo sé, hijo. Solo lo bañé y luego comenzó a toser así —respondió Stavri mientras acunaba al niño en sus brazos, sin poder ocultar su miedo—. Se está ahogando… necesitamos llevarlo al doctor.Maximiliano se pasó las manos por el cabello en un gesto de frustración al mirar por la ventana, consciente de la peligrosa situación que los rodeaba.—Es muy