Cecil observaba a Guido, quien le devolvía la mirada con condescendencia. Conocía demasiado bien a su madre y sabía que ella debía saber todo sobre el niño, y ese era el verdadero motivo por el cual había acusado a sus suegros de robo, obligado a su novia a dejarlo y mentirle.
—¿Pero por qué tu mamá va a quitármelo ahora si yo cumplí con todo? —preguntó, mostrándose ingenuo.—¡Porque yo regresé y lo iba a descubrir tarde o temprano, Cecil! —gritó Guido, sin poder contenerse—. ¡Debiste decírmelo en cuanto llegué, para haber protegido a mi hijo y a ti!Guido se interrumpió al ver cómo el auto del detective Colombo doblaba la esquina y le hizo señas para que se acercara.—¿Qué es lo que pasa, Guido? —preguntó Colombo al llegar a su lado, acompañado