146. EL FUTURO DE CRISTAL
Stavri detiene un momento sus manos, observándolo con ternura. Aquellos años juntos le han mostrado que, por muy dura que sea la situación, su mayor fortaleza siempre ha sido estar unidos. Se acerca a él, dejando la cocina por un instante, y le acaricia el rostro con suavidad.
—Agapi mu, sabes que ella está confundida y asustada —le dice, decidida a convencer a su esposo para que acepte al Garibaldi como yerno—. La pobrecita cree que tú no la quieres a tu lado. Ahora, no se siente segura aquí en esta casa y se fue con su hermano, que es en quien confía más. Ni siquiera cree que yo la pueda proteger, siendo su madre.
Yiorgo suspira, tomando las manos de su esposa y buscando consuelo en ese contacto. En su mente, comienza a reflexionar sobre todos sus errores.
—Le he hecho un terrible daño a mi niña. La quiero proteger tanto que no he sido un buen padre —dice