Cristal mira a su hermano alarmada y poco a poco se da cuenta de lo que significa pertenecer a una familia de mafiosos, por lo que comienza a sentirse orgullosa de que le teman a su esposo en esa organización. Se siente protegida, y eso la hace aferrarse más a él. Aunque el peligro parece acechar en cada esquina, tal vez sea eso lo que intensifica y hace más real su amor.
Gerónimo la observa, percibiendo la mezcla de miedo y fascinación en sus ojos. Quiere protegerla de todo mal, pero también sabe que no puede prometerle una vida tranquila. Sus días juntos serán como una danza peligrosa, donde cada paso debe ser calculado y cada mirada, un entendimiento tácito de la intensa realidad que los rodea.—No tienes que preocuparte, mi amor —susurra Gerónimo, abrazándola con firmeza—. Estoy aquí y prometo ser la barrera entre tú y cualquier cosa que intente dañ