La lámpara vieja del despacho iluminaba apenas lo suficiente para que Emma y Mateo pudieran leer entre las carpetas apiladas. El olor a papel húmedo y tinta vieja impregnaba el ambiente. Los documentos que Alejandro había recopilado estaban ordenados con precisión, pero también escondían horrores que Emma apenas podía digerir.
Mateo pasó una hoja tras otra, con el ceño fruncido. —No puedo creerlo —murmuró—. Alejandro estaba mucho más adelantado de lo que pensé.
Emma, sentada frente a él, se inclinaba sobre el escritorio. Sus dedos temblaban al pasar una página marcada con el sello de la Fundación Santillán.
—Míralo… —dijo en voz baja—. Aquí está el vínculo.
El documento hablaba de donaciones millonarias hechas por políticos y empresarios locales, supuestamente para apoyar programas de educación en orfanatos. Pero una nota al pie, escrita a mano por Alejandro, revelaba la verdad: "Fondos desviados. Uso para tráfico de menores. Conexión: Orfanato La Trinidad — Casa Nueva Luz — Fundación