Jace tomó el teléfono del escritorio y Kaleb se abalanzó sobre él para evitar que lo usara, golpeándolo con el hombro, y cayeron enredados en una pelea.
—No han dejado de ser los mismos adolescentes—suspiró Violet, tomando el móvil y buscando el mensaje. Se sonrojó—. ¿Gatita? Esa es. —¿Ese es el nombre con el que has agendado a la mujer que te ha conmovido?
Kaleb enrojeció y Jace lanzó la carcajada.
—Si alguna vez llegas a repetir ese nombre ante ella...—amenazó.
<<Kaleb, te agradecería si pudieras pasarme el contacto de alguna empresa de seguridad o guardaespaldas al que pueda dirigirme. Creo… Creo que mi ex esposo me encontró. Recibí una nota amenazante, mi primera intención es huir, pero he creado algo de lo que estoy orgullosa y no lo pienso perder. Te pido a ti porque no conozco a nadie más. Solo el contacto, y te juro no te molesto más>>.
La voz de Casie, ronca y agitada, llenó la oficina e inmovilizó a los tres. Kaleb sintió que el piso se hundía bajo sus pies y quitó el teléfo