—Solo escúchame, Jace. No necesitamos que haga nada concreto. No tiene que estar en escena.
—¿Cómo piensas que un tipo tan astuto va a caer con correos? ¿Sin hablar con ella, verla, escuchar su voz? No dudo que tenga un complejo de superioridad, pero ha de ser desconfiado.
—Eso es verdad—indicó Matt— Pero podemos hacer que Tina grabe algunos audios. Lo estamos vigilando, cuando él se mueva para ubicarla, lo sabremos. Podemos caracterizar a alguien como Tina. Tenemos los medios.
—Los tenemos. A disposición—indicó Milo— Si no lo detienen va a ser una amenaza de por vida. Va a minar la salud mental de Tina. La va a aterrorizar colándose en sus pensamientos, en sus sueños.
—¡Excelente, gracias, no lo había pensado!—sacudió sus brazos con ímpetu, y resopló con desaliento.
—Jace, sé lo que sientes, créeme. Cuando aquel loco se llevó a Casie, creí morir. Me sentí sin control, con un miedo terrible de perderla. Pero Matt y sus hombres la salvaron. Son los mejores. Profesionales.
Jace asintió