—No, perdón, no quise ser maleducada.
—No hay modo que una mujer tan bonita y agradable lo sea, cariño— el rubio le guiñó un ojo y el ruido estresado de Jace fue evidencia de su fastidio— Soy Joe.
—Hawk—gruñó el otro, cuyo gesto era distendido, pero sus ojos enrojecidos le daban un aspecto un tanto feroz.
—Te veremos en un ratito abajo, Tina. Soy el encargado de convertirte en una especialista en defensa personal.
—Muy bien. Me gusta la idea—dijo ella.
Ambos hombres se dirigieron afuera y cuando salieron pareció que había más espacios.
—¡Gigantes!—susurró ella, y Jace sonrió.
—Lo mejor de lo mejor, Tina. Y están trabajando para atrapar a Heston. Supongo que Jace te contó algo de nuestro plan.
—Casi nada. Prefiero que lo hagas tú, ahora que lo afinaste, supongo.
—Así es. Primero que nada, quiero que sepas que lamento mucho lo que ocurrió, Tina.
—Gracias. Lo estoy superando, y Jace es mi puntal.
—Eso me alegra. Pero sé que la sanación a veces va de la mano de empoderarse. De sentirse pr