Liu:
Se abre ante mí una encrucijada.
Mariko demanda que me case con la china, y lo haré.
Pero no quiero deshacerme de mi rusa.
Arrugo el entrecejo.
¿O mi italiana?
Realmente no lo sé.
La Akuma es una criatura extraña.
Pero por el color de su cabello y sus ojos, nadie sospecharía que es rusa.
—Dime algo, Akuma. ¿ Hablas fluido el italiano?
—Sí, Amo.
Hmm.
—Y el ruso y el inglés, obviamente. ¿ Alguno más?
Ella asiente con lentitud.
—El mandarín y el …- baja la cabeza y su rostro enrojecer de vergüenza.- el japonés, Señor.
Ahhh, ya veo.
Tiro de su collar y la atraigo para que siente sobre mis piernas.
—Estás llena de sorpresas, Akuma.- susurro contra su mentón.- te he contado uno de mis secretos, espero que uno de estos días, me cuentes tú uno de los tuyos.
—Sí, Amo.
Valery:
Nos han traído a un sitio que parece una mansión antigua.
El jardín tiene árboles de cerezos en flor, y fuentes y pagodas.
Liu se mueve delante de mí y yo lo sigo, por los pasillos, silencio.
Llegamos ante una puerta