Hospital Jericho’s Hope.
Alabama. U.S. A.
Siete años antes:
El parto se había complicado.
Los mellizos estaban en posiciones contrarias y los médicos la habían hecho sufrir durante horas sin progreso alguno.
Finalmente, el obstetra tomó la decisión de proceder con la cesaría y se los sacaron de adentro.
Después de escapar, había estado meses sumida en una terrible depresión.
Enterarse del embarazo demasiado tarde como para frenarlo la había lanzado a un abismo de una oscuridad sin límites.
Terminó internada en el psiquiátrico luego de su segundo intento de suicidio.
No podía vivir.
No quería.
No podía condenarse y a lo que traía dentro a más mierda y sangre.
Estaba más que claro que era un peligro para sí misma y para las criaturas que acababa de traer al mundo.
Se maldijo a sí misma, una y otra vez.
Había cometido el mismo crimen que su madre pero por partida doble.
Había condenado a un par de seres inocentes e indefensos al más cruel destino posible.
Nunca vivirían en paz, solo por