Valery:
He perdido la noción del tiempo.
Solo conozco la rutina que él ha establecido.
Se cuándo es de noche porque viene a mí, me azota, deliciosamente, torturándome hasta el punto en que casi me hace venir, y luego me abandona.
Olvidándose de mí hasta la próxima noche.
Según mis cuentas, llevo ya tres semanas encadenada aquí.
***
Esta noche ha comenzado acariciándome y besando el cuerpo con lentitud, con adoración, como lo haría un amante empedernido. Luego tomó una fusta de montar y comenzó a golpearme con ella, en las caderas, en las nalgas, sobre el pubis, pero cuando me soltó un fustazo sobre cada uno de los pezones, no lo soporté más.
—¡Follame!- grité, enardecida.- si vas a meterme la verga hazlo de una vez, por favor, te lo suplico ten piedad de mí…Amo. ¡Follame o mátame de una vez!
Mis sollozos debieron retumbar por todo el cuarto de torturas.
La fusta cayó al suelo, mi torturador movió los tornillos que sujetaban las esposas del techo y cambió mis brazos de posición, en vez