Liu:
Se vistió sin mediar palabras, y me siguió hasta el coche.
Akira nos condujo hasta un puesto de comida y ella devoró unas alas de pollo en lo que yo pinchaba unos tallarines sin tener real hambre.
De ahí nos fuimos a pie, por el callejón, hasta llegar al objetivo.
La detuve en la puerta y le puse un puñal en una mano y un revólver en la otra.
—Llegamos hasta aquí, Akuma. Tenía planeado prolongar nuestra tiempo juntos un poco más, pero he cambiado de idea. Entra ahí, y consígueme el dinero de la trastienda o muere en el intento.
Ella apretó las armas en sus manos, elevó su mentón y me miró, decidida.
—Sí, Amo.
Me volteé, yéndome al coche y cerrando la puerta de un portazo.
Es imposible que ella salga viva de ahí.
Es una niña rica, una hija de papi con gustos retorcidos en cuanto al sexo y una mentalidad depravada, pero eso es todo.
Es imposible que salga viva de ahí.
Sé que estoy comportándome como un niño mimado al que le quitan su juguete favorito, y hace una perreta. Además, es