POV de Clara
La luz de la mañana atravesaba las cortinas, tiñendo la habitación con un polvo dorado.
Me desperté con la cabeza pesada, como si hubiera soñado demasiado. Pero no podía recordarlo… solo destellos de una luz plateada y unos ojos azules cuya mirada, por alguna razón, hacía que mi corazón latiera más rápido.
Me senté al borde de la cama y me llevé la mano a la frente.
No sabía por qué, pero el aire matutino se sentía diferente. No era fresco como de costumbre, sino cálido, como si algo aún permaneciera en el ambiente.
Un tenue aroma a café negro llegaba desde la cocina.
Tragué saliva y miré el reloj de la pared.
Casi las siete.
Lo que significaba… que llegaría tarde.
Me levanté de un salto, me peiné a toda prisa, tomé una blusa blanca del armario y salí de la habitación apresurada.
Pero al llegar al salón, me detuve en seco.
Hugo estaba en la cocina.
Llevaba las mangas de la camisa remangadas hasta los codos, la corbata aún sin anudar, y el vapor del café ascendía de la taz