Mundo ficciónIniciar sesiónAntes de que pudiera procesar esas palabras, sus fuertes brazos me levantaron del suelo con facilidad y me cargó sobre su hombro como si fuera un saco de plumas.
—¡Nora! ¡Bájame ahora mismo! —protesté, golpeando suavemente su espalda con los puños, entre risas y vergüenza—. ¿Qué crees que estás haciendo? Él soltó una carcajada profunda, que vibró en su pecho, y acto seguido me dio una nalgada firme, haciendo que soltara un jadeo sorprendido. El sonido resonó en la habitación, y sentí el ardor cálido en mi piel. —¡Oye! —exclamé, ruborizada. —Eso te enseñará a no cuestionar mis decisiones —dijo con diversión en la voz. Me rendí, dejando de forcejear, mientras él caminaba conmigo sobre su hombro hasta la cama. Sentí que mi corazón latía aún más rápido. Había extrañado tanto esa confianza






