Por primera vez en semanas, sentí que algo en mi pecho se había aligerado, como si una pequeña parte del peso que cargaba se hubiese disipado tras mi conversación con Mathias.

Sus palabras seguían dando vueltas en mi cabeza, dejándome confundida e inquieta, pero al menos había roto ese largo silencio que me mantenía atrapada. Yo ya no podía hacer más por Catherine, y eso me dolía, pero debía empezar a aceptar la realidad, por cruel que fuera.

Había llegado el momento de dejar de huir.

Después de tantos días sumida en el aislamiento, finalmente me había decidido a buscar a las dos personas que había estado evitando con tanto empeño:

Nuriel y Nora.

No podía seguir ignorándolos. No después de todo lo que habíamos compartido. Necesitaba hablar con ellos, aclarar lo que sentía, comprender sus razones… o al menos intentarlo.

En un principio pensé que