Liam y William miraban con insistencia el retrato donde su sonriente madre aparecía junto a ellos abrazándolos con amor, de nuevo, las lágrimas escapaban desde sus pequeños ojos azul zafiro, se la habían llevado, aun cuando su padre les decía una y otra vez que la traería de vuelta, se sentían demasiado tristes, querían verla otra vez, abrazarla, y no volverla a soltar jamás.

— Tranquilos, si papá dijo que la traerá, eso hará. — dijo Eleonora intentando consolar al pequeño.

— ¿Tu no extrañas a tu mami? — cuestionaron Liam y William entre sollozos entrecortados.

Eleonora, meditó durante solo un momento.

— No lo sé, mi madre nunca fue demasiado amorosa conmigo, solo me regalaba libros, montones de ellos, y me decía que tenía que ser una mujer fuerte, nunca me gustó abrazarla o que me abrazara, y aunque si la quiero mucho, hace cosas a veces que me lastiman…quiso regalarme con papá, los secuestró a ustedes, incluso pensó en dejarme con ese hombre temible llamado Luciano, a veces creo que