Capítulo 49: El padre de los hermanos.
En el departamento de Lorenzo, toquidos en la puerta lo hacían maldecir por lo bajo, con un tazón de palomitas y un pijama de cierto ratón popular estadounidense, caminaba dispuesto a echar a quien sea que estuviese a punto de interrumpir la pijamada de los cuatro (todos estaban vestidos iguales a petición de Liam y William) que estaban a punto de tener.
— ¿Quién demonios puede ser a esta maldita hora? Quien quiera que seas te puedes ir largando. — cuestionó Lorenzo en voz alta para luego abrir la puerta.
Sin embargo, en ese momento un duro golpe recibido en el rostro había hecho volar a Lorenzo hacia atrás logrando también que las palomitas de maíz se regaran sobre el suelo.
Asustada, Victoria corría hacia Lorenzo ante el estruendo mirando consternada al hombre imponente que estaba de pie en el marco de la puerta. Mirada penetrante, idéntica a la de Lorenzo en sus ratos de ira, aunque de un color distinto, cabello canoso que se notaba oscuro en otros tiempos, una elegancia y distinci