Capítulo 91. El goteo.
~Lira~
Porque él se veía tan satisfecho, tan arrogante, tan tranquilo, como si todo esto fuera parte de su retorcido plan maestro, como si ya estuviera pensando en qué escritorio inclinarme cuando empezara mis clases en línea.
—Estás sonriendo —siseé, con todo mi cuerpo temblando mientras seguía estirada sobre su polla—. ¿Por qué sonríes? Esta no es una situación para sonreír, esta es una situación para 'llamar a la policía'. Esta es una situación de 'quemar la casa y huir a Cuba'. No es momento para esa sonrisa sexy y arrogante de mafioso que pones cuando sabes que has ganado... oh, Dios mío, crees que has ganado.
Su mano se deslizó por mi trasero, lenta, pesada, posesiva.
—He ganado —dijo con calma—. No te vas.
Se me cortó la respiración y sacudí la cabeza tan fuerte que la almohada se movió.
—No, no, no, no. Todavía tengo opciones, puedo huir, puedo conseguir un trabajo, puedo unirme a un convento, o fingir estar poseída, simular un coma, saltar por la ventana y dejar que Jesús tome