~Lira~
¡Dios mío! ¡Dios, santísimo! Lo acaba de decir. En serio, lo acaba de decir.
—Móntame, gatita.
Mi cerebro se desconectó. ¿En serio me dijo eso? ¿Así, en voz alta? ¿Con su voz de verdad y no con la versión que tengo en mi cabeza cuando me estoy masturbando en la ducha a las dos de la mañana, intentando no gemir?
Me quedé mirándolo. Seguía de rodillas. En su cama. Su cama. La cama del mismísimo Dominic Espinaval. El papá de mi mejor amiga. Y su verga... ¡Dios mío, su verga! Estaba ahí mismo. Enorme. Dura. Húmeda en la punta. Palpitando como si supiera que la estaba mirando y le gustara la atención.
Debí haberme asustado. Puesto nerviosa. Quizás avergonzado. Pero no. Estaba mojada. Temblaba. Estaba tan jodidamente excitada que no podía pensar con claridad. Y quería montarlo con tantas ganas que mis muslos se movían solos.
—Gatita —gruñó—. No me hagas esperar.
Casi me corro solo de escuchar esa voz.
Me moví. Me arrastré hacia él--pequeña, desesperada, fuera de mí--hecha un lío de lu