—¡Ay! Lo siento —hice una mueca.

—¿Estás bien? —preguntó Lucas, colocando sus manos en mis hombros para estabilizarme.

—¿Lo hiciste a propósito? —inquirió Teo, colocándome detrás de él y enfrentándose a Lucas.

—No, hombre. Relájate —Lucas levantó las manos en señal de rendición.

—Teo, fue mi culpa. Estaba tratando de volver por mi café, no sabía que estaba detrás de mí —tiré de su mano para tratar de llamar su atención y calmar la situación, pero él sacó su mano de mi agarre.

—Bueno, si querías saber si eres uno de sus lazos, supongo que ya tienes tu respuesta —resopló Teo.

—Supongo que sí —respondió Lucas, pero fue difícil leer la emoción en su voz.

No estaba segura de sí era decepción o enfado hacia Teo. Los chicos parecían estar teniendo algún tipo de duelo de miradas, así que decidí dejarlos a ellos e ir por mi café. Me moví alrededor de la pareja y alcancé mi café cuando una mano salió disparada y agarró mi muñeca antes de jalarme hacia él. Era uno de los hombres que había visto